Bibliografía

Fernández, Ruiz, B. (1982). La reproducción de los seres vivos. Madrid: Salvat editores, S. A.

El nacimiento de las aves

La reproducción de los animales

Los reptiles

Los reptiles
Los actuales reptiles son descendientes de aquellos otros gigantescos (dinosaurio, tiranosaurio, etc.) que dominaron la Tierra en la llamada era Mesozoica o era de los reptiles. A su vez, aquellos reptiles habían evolucionado a partir de los anfibios para lograr la conquista del medio terrestre: así, mientras que los anfibios dependían, en su reproducción, del medio acuático, pues de lo contrario sus puestas se desecaban, estos otros, los reptiles, superaron el problema con la formación, alrededor de la célula huevo, de una sustancia calcárea que recibe el nombre de cascarón. Por otra parte, la célula huevo contiene en su interior una gran cantidad de sustancia se reserva o vitelo, suficiente para mantener al embrión a lo largo de todo su desarrollo, Sin embargo, desde el punto de vista evolutivo, hay una adquisición por parte de los reptiles que se mantendrá en los otros grupos de vertebrados más evolucionados, como aves y mamíferos: la existencia de una membrana que rodea al embrión, llamada amnios. El amnios limita una cavidad llena de líquido en el que algunos científicos quieren ver la expresión del primitivo medio acuático de los primeros vertebrados. Este líquido amniótico procura al embrión protección contra la desecación aún dentro del cascarón.


Entre los reptiles existen subgrupos con caracteres morfológicos muy distintos, tales como serpientes, lagartos, cocodrilos y tortugas. Todos los cocodrilos y tortugas, así como la mayor parte de las serpientes y lagartos, son ovíparos; es decir, se reproducen mediante huevos. Sin embargo, algunas serpientes (como el cascabel) y algunos lagartos son ovovivíparos, e incluso unas pocas especies son vivíparas (la víbora). Precisamente, la existencia de especies vivíparas dentro de los reptiles es de gran importancia para la explicación de los mecanismos de desarrollo de los mamíferos, sobre todo teniendo en cuenta que en las aves no existe ningún caso conocido de viviparismo.
Los patrones de apareamiento en la época de celo varían mucho de unas especies a otras, siendo corriente cierto dimorfismo sexual en lo que respecta a la pigmentación, que en dicha época se acentúa. Sea cual sea el método de aproximación y estimulación, el macho introduce su órgano copulador en el interior de la hembra, depositando los espermatozoides que fecundarán el huevo, que, protegido por sus distintas envolturas, será puesto al exterior por la hembra.

El número de huevos por puesta parece ser que guarda cierta relación con el tamaño de los reptiles progenitores, y así, las grandes serpientes tienen puestas mayores que las especies más pequeñas. Hay, sin embargo, casos excepcionales por el gran número de huevos puestos, como la serpiente pitón, que llega a poner cien huevos, o la tortuga marina, cerca de mil. El lugar de la puesta es muy variable: los cocodrilos, por ejemplo, la efectúan en una especie de nido que fabrican con ayuda de ramas y hojas; los lagartos y serpientes los entierran en la arena o en grietas de rocas o troncos, y las tortugas los entierran en el suelo. Es frecuente el caso de grandes tortugas que se desplazan desde el mar o desde los ríos a tierra firme y se adentran varios kilómetros hasta encontrar un lugar aislado y soleado en donde cavan un agujero con sus patas traseras, depositan los huevos, que tapan después, para iniciar el regreso al punto de origen. Como norma, los reptiles ni incuban ni cuidan de sus crías; pero hay excepciones, como sucede con el aligátor.
Para la salida del cascarón, las crías utilizan el llamado diente del huevo o algún refuerzo córneo de la cabeza. El diente del huevo es un auténtico diente que se encuentra en el extremo del maxilar superior y que se desprende al poco tiempo de la eclosión. Los reptiles al nacer tienen ya todas las características de los individuos adultos, por lo que no precisan metamorfosis como los anfibios.

Los peces

Los peces

Los peces son animales vertebrados adaptados a vivir totalmente en el agua, aunque hay excepciones: los llamados peces pulmonados, capaces de subsistir en charcas desecadas. En la vieja historia de la Tierra resulta difícil establecer el origen de los vertebrados, pero todos los datos fósiles indican que los peces aparecieron en la era Paleozoica y fueron los primeros vertebrados de nuestro planeta. Los primitivos peces carecían de mandíbulas, y sus representantes actuales son las lampreas. Una vez que en la evolución aparecen los peces mandibulados, se originarán dos grandes ramas según la naturaleza de su esqueleto interno: los llamados peces cartilaginosos (tiburones, rayas, quimeras) y los peces óseos (merluzas, salmones, carpas, sardinas, lucios, bacalaos, etc.)
Hoy día, los peces constituyen el grupo más numeroso de vertebrados, hecho que se ve facilitado, entre otras razones, porque la mayor parte de la Tierra está cubierto de agua y por la gran capacidad reproductora de esta fauna acuícola.

La mayoría de los peces realizan fecundación externa; es decir, cada sexo descarga sus respectivas células sexuales (óvulos o espermatozoides) en el agua, y allí suceden todos los fenómenos propios de la fecundación y el ulterior desarrollo. En las escasas especies en que la fecundación es interna, como en los tiburones, los machos modifican sus aletas y las transforman en órganos copuladores: así, las aletas de la pelvis adoptan la forma de abrochaderas, con las que sujeta a la hembra mientras deposita en su interior el semen. En algunos peces óseos, la aleta caudal se transforma en el llamado gonopodio, que funciona a modo de pene.

En muchas especies de peces, sobre todo tropicales, los ejemplares de ambos sexos, o de uno de ellos adoptan, en la época de la reproducción, una coloración más viva para actuar como reclamo sexual, aliciente que acentúan mediante la ejecución de ciertos movimientos por parte de uno de los componentes de la pareja, que resultan estimulantes y facilitan el desove. El número de huevos en cada puesta es muy variable de unas especies a otras, estando en función de la protección ulterior, y así, la cantidad de huevos es menor en los peces que custodian su puesta o la protegen en algún tipo de nido construido en los fondos o las orillas. Es bien conocido el gran número de huevos que produce el esturión: varios millones, y que constituyen el sabroso caviar. De entre los peces que cuidan sus huevos, las lampreas, el salmón o la trucha, por ejemplo, los entierran una vez fertilizados, mientras el caballito de mar los transporta sobre su cuerpo alojado en unos repliegues laterales a modo de bolsa, dentro de la cual se incuban. En general, tras la fecundación, el tiempo de incubación del embrión no suele ser muy largo, oscilando como norma de una a cinco semanas, si bien se dan casos de períodos más extensos. Los peces no suelen cuidar sus crías, pero si lo hacen, son los machos los encargados de dicha función.
Tanto en los peces cartilaginosos como en los óseos se dan casos de viviparismo, es decir, casos en los que el embrión se desarrolla dentro de la hembra gracias a que se produce un rudimento de placenta entre el llamado saco vitelino del embrión y la pared del tubo genital de la madre. Este anclaje facilita al embrión el paso de sustancias nutritivas hasta que alcanza su desarrollo y es expulsado al agua, donde comienza su crecimiento que le convertirá en adulto.
Por su interés en la industria de la alimentación, hoy día existen numerosas piscifactorías en diversos países, en las que se crían las especies más solicitadas por los consumidores, tales como truchas, barbos, etc. Para muchas de estas especies ya está perfectamente establecido su ciclo reproductor y las sustancias que pueden actuar sobre el mismo favoreciéndole (extractos hormonales, temperatura, luz, sustancias químicas), pero para otras, aún no se ha logrado conocer su ciclo y actuar sobre el mismo a fin de poder obtener artificialmente un mayor número de ejemplares, lo que no impide, sin embargo, que las investigaciones continúen hasta crear “granjas marinas” que resolverían en gran parte el problema del hombre.

Los mamíferos

Los mamíferos

Los mamíferos, como su nombre indica, son vertebrados dotados de glándulas mamarias o mamas productoras de leche, destinadas a proporcionar a las crías recién nacidas su primer y exclusivo alimento. Hay otras glándulas que también son características de este grupo, como las sudoríparas y las sebáceas; las primeras contribuyen, mediante la emisión de sudor, como un factor más, al mantenimiento de la temperatura constante (homotermia) propia de los mamíferos.
Junto a la presencia de este tipo de glándulas hay que destacar la posesión de pelo corto como otro de los caracteres específicos de los mamíferos. Salvo en los mamíferos más primitivos, la norma en el resto de las especies de este grupo es la reproducción vivípara: los embriones se desarrollan en el interior de las madres y éstas los dan a luz cuando el embrión ha cumplido todas las etapas de su desarrollo.

En los mamíferos más evolucionados (euterios) es normal encontrar dimorfismo sexual entre los componentes de la pareja. Recordemos ejemplos clásicos como los del león o el ciervo, en que los machos están más desarrollados y presentan una serie de atributos como las barbas o la cuerna de la que carecen las hembras.
La mayoría de los mamíferos disponen de una época de celo en la que se forman las parejas y en la que los machos, dotados de un órgano copulador, introducen el pene en la vagina de las hembras, depositando así, en el interior de las mismas, su semen cargado de espermatozoides.

Según la especie de que se trate, el número de óvulos fecundados varía considerablemente; pero, en cualquier caso, el desarrollo del óvulo fecundado tendrá lugar en el útero materno durante un período que se llama gestación. Se admite cierta relación entre el tamaño del cuerpo del animal y el tiempo de duración de la gestación, y así, por ejemplo, un elefante tiene un período de gestación de veinte meses. La nutrición del embrión durante este período se ve facilitada por el anclaje del mismo a la pared uterina, posible por la aparición de una estructura mixta (embrionaria-materna) denominada placenta, de carácter eventual y constituido por una membrana originada en el embrión –pero periférico a él- y los componentes más externos de la pared del útero. La placenta permanece unida al embrión por medio del cordón umbilical, por el cual circulan los vasos sanguíneos que harán el intercambio de sustancias nutritivas y de desecho entre la madre y el embrión. Concluida la gestión, tiene lugar el parto.

El parto consiste en la expulsión hacia el exterior del embrión y su correspondiente placenta mediante las contracciones del útero, que es un órgano extraordinariamente musculoso. Las hembras de los mamíferos o incluso las propias crías, se valen de toda una gama de procedimientos (dientes, patas, uñas, etc.) para separar la placenta de la cría recién nacida, dejando una cicatriz del punto de inserción del cordón umbilical: el ombligo. Tras el parto, las crías se alimentan mamando, durante un tiempo variable en su duración.

Los mamíferos más primitivos (prototerios) se reproducen por oviparismo. Este grupo presenta caracteres intermedios entre aves y mamíferos, y pertenecen a él ornitorrinco y el equidna, especies existentes en Australia y Tasmania. En estos mamíferos, las glándulas mamarias son muy primitivas y no tienen pezón diferenciado, localizándose en gran número sobre la superficie ventral de las hembras. La hembra deposita los huevos, de uno a tres, en un nido y durante dos semanas los incuban.

Un caso particular de reproducción en mamíferos lo representan los llamados mamíferos metaterios o marsupiales, a los que pertenecen el canguro y la zarigüeya, son animales placentarios y vivíparos, pero en su etapa de gestación, que es muy corta, no se termina el desarrollo del embrión, por lo que las crías nacen muy inmaduras, completando su desarrollo en el interior de un marsupio o bolsa ventral de la que disponen las hembras y dentro de la cual se localizan las glándulas mamarias. Es como si estos animales sufrieran un parto prematuro y, por tanto, las crías debieran ser sometidas a incubación.

Los anfibios

Los anfibios

Los anfibios son los vertebrados que evolutivamente representan la transición entre los vertebrados acuáticos (peces) y los vertebrados terrestres (inicialmente los reptiles). Esta transición lenta requirió millones de años a lo largo de los cuales desaparecerían estructuras tales como las escamas, aletas, branquias, etc. Para dar lugar a patas, pulmones, etc. Sin embargo, en los anfibios actuales estos logros solo aparecen en una segunda etapa del desarrollo, mientras que en la primera quedan los vestigios propios de los animales acuáticos (de aquí la denominación de anfibio, que quiere decir “doble vida”). El prototipo de anfibio más conocido es la rana común, habitante asiduo de riberas y charcas y que con su característico croar rompe el silencio en las noches templadas. La rana, como otros muchos vertebrados, tiene una época especial en el año durante la cual procede al apareamiento previo a la reproducción. La época coincide con la primavera, y en ella las hembras se sienten atraídas por el intenso croar de los machos, reuniéndose ambos en zonas encharcadas.


Para el apareamiento, el macho se sitúa sobre la espalda de la hembra, fuertemente abrazado a ella, por lo cual éstos poseen en sus dedos pulgares un engrosamiento, llamado almohadilla nupcial, durante la cópula. Este estrecho contacto provoca en la hembra una serie de estímulos que la hacen expulsar sus óvulos, al mismo tiempo que el macho deposita sus espermatozoides sobre ellos para que tenga lugar la fecundación, que se realiza siempre en el agua. Hay, por tanto, apareamiento, pero la fecundación es externa. Una vez fecundados, los óvulos quedan en el agua directamente o bien adheridos a alguna planta acuática en grandes cantidades y rodeados de una masa gelatinosa. En ocasiones, como ocurre con el sapo partero, el macho carga con la masa de huevos fecundados sobre sus espaldas hasta que llega el momento del nacimiento.

Un hecho particular del ciclo vital de los anfibios es que el individuo que nace no se parece al adulto ni por la forma ni por los caracteres; tiene que sufrir determinados cambios que forman su metamorfosis. El ejemplar nacido del huevo es una auténtica larva acuática dotada de respiración branquial a la que se llama renacuajo o cabezudo y que, por su forma, recuerda a un pececillo, presentando una larga cola aplanada reforzada por una pequeña aleta. A lo largo de la metamorfosis van aconteciendo los cambios que implican la desaparición de tales estructuras y la aparición de las extremidades y los pulmones, de tal forma que ha de transcurrir cierto tiempo –tres años, en el caso de la rana- hasta que el individuo alcance su madurez y sea apto para la reproducción.

Existen otros anfibios, llamados urodelos, que tienen caracteres más primitivos que los de las ranas (anuros); una de sus especies es el ajolote, que no sufre metamorfosis y durante toda su vida se conserva en estado larvario, siendo capaz de reproducirse en esta situación. Este fenómeno, de gran interés biológico, recibe el nombre de neotenia.


Diversos experimentos científicos han demostrado que la transformación del renacuajo en rana está regulada por la acción de determinadas hormonas tiroideas e hipofisarias sobre la carga genética del animal.


En la Embriología experimental, ciencia de gran importancia en la actualidad, las investigaciones sobre embriones se efectúan en su mayor parte sobre los de anfibios por una serie de razones muy concretas: su tamaño, de 1 a 3 mm, su gran número, la facilidad de lograr la puesta artificialmente, sea cual sea la época, y de seguir todo el desarrollo atendiendo a caracteres morfológicos fácilmente observables. Por otra parte, los huevos y los embriones de los anfibios se pueden mantener fácilmente en un laboratorio: basta un recipiente con agua y algo de materia orgánica.

Las aves

Las aves
Las aves son los vertebrados que, en conjunto, manifiestan mayor uniformidad en sus caracteres. Los rasgos más característicos y diferenciales relativos a su aspecto externo son el tener el cuerpo recubierto de plumas y poseer un pico córneo. Evolutivamente proceden de los reptiles que se adaptaron al vuelo, como el Archeopteryx, en el que coexistían caracteres reptilianos (dientes y cola) con otros propios de ave (plumas y alas). Entre las especies vivientes, se consideran más primitivas, menos evolucionadas, aquellas que no están capacitadas para el vuelo, como el avestruz, kiwi, ñandú, etc. Caso aparte son los pingüinos, que no vuelan y cuyas alas se han transformado en auténticas aletas para facilitar su navegación.

La conducta sexual de las aves con vistas a su apareamiento y reproducción es de las mejores conocidas y más estudiadas. El hecho de que las aves deban construir un nido para poner sus huevos e incubarlos, parece incidir en que los miembros de la pareja, en su conjunto o por separado, estén implicados en la fabricación de dicha morada, en su defensa, en la incubación y en el cuidado de las crías. Las ceremonias prenupciales en las aves son de las más características, y se ven reforzadas por la existencia de grandes diferencias en los caracteres sexuales secundarios; por ejemplo, en los faisanes los machos son de mayor desarrollo y de plumaje más vistoso que el de las hembras. En los casos de dimorfismo sexual acusado, los machos suelen hacer gala de su colorido mediante despliegue de plumas, contoneos, etc., ante las hembras, como sucede con el pavo real.
Todas las aves son ovíparas, es decir, se reproducen mediante huevos. Para la cópula, los machos no disponen de un órgano copulador, por lo que éstos se sitúan sobre las hembras uniendo sus cloacas para trasvasar el semen a los órganos genitales de la hembra; es decir, hay oposición pero no penetración.
Los óvulos de las aves, como lo de los reptiles, contienen gran cantidad de sustancia de reserva (vitelo) en su interior y una serie de membranas protectoras extraembrionarias. Una vez acontecida la fecundación en la parte superior del oviducto, el huevo, en su descenso por las vías genitales femeninas, va adquiriendo todas las envolturas hasta la más externa: la cáscara calcárea. Es muy corriente que dicha cáscara presente distintas coloraciones o tatuajes, que, en general, cumplen una función mimética.

La norma dentro de las aves es la construcción de nidos, pero los materiales para dicha elaboración y el lugar en que se disponen varían enormemente de unas especies a otras. Hay especies que utilizan elementos vegetales: hojas, ramitas, hierbas (los gorriones); otras, barro o cieno (algunas golondrinas), y otras que aprovechan grietas o excavan en el terreno. El tamaño de los huevos suele guardar relación con el tamaño del ave: así los huevos más grandes corresponden al avestruz, y los más pequeños, al pájaro mosca o colibrí. El número de huevos por puesta varía desde uno o dos hasta quince o veinte. La incubación, en general, corre a cargo de la hembra, pero en algunos casos participa el macho.

Terminado el período de incubación, el embrión, que se ha ido desarrollando en el interior del huevo, hace fuerza con una formación córnea que tiene en la parte anterior del maxilar superior, llamada diente del huevo. Gracias a su ayuda rompe la cáscara y sale al exterior. En la mayoría de las aves, las crías al nacer son incapaces de valerse por sí mismas, por lo que permanecen en el nido durante un cierto tiempo (especies nidícolas), durante el cual los padres les proporcionan el alimento y el calor y, al poco, se convierten en sus instructores de vuelo. Pero también hay especies que cuyas crías nada más al salir del cascarón pueden valerse por sí mismas y abandonan el nido; se denominan nidífugas. En uno u otro caso, las crías al nacer pueden tener el cuerpo desnudo o recubierto de pulmón, apareciendo más tarde las plumas definitivas.

Insectos

Insectos
Los insectos constituyen el mayor número de animales terrestres que pueblan nuestro planeta; su número sobrepasa a todos los demás animales terrestres reunidos. Son animales invertebrados que pertenecen al gran grupo de los artrópodos (patas articuladas), y, de entre ellos, los únicos que poseen tres pares de patas y que están provistos de alas. En general, salvo excepciones, se trata de animales de pequeño tamaño, perteneciendo a este grupo especies de aspectos tan distintos como moscas, escarabajos, mariposas, abejas, hormigas, cucarachas, pulgas, chinches, etc. Entre los insectos es muy corriente el dimorfismo sexual, es decir, que los machos difieran de las hembras, o viceversa, por una serie de caracteres externos: envergadura, color, desarrollo de las antenas, de las mandíbulas o de otros órganos.
Salvo en los pulgones, que se producen por partenogénesis, los demás se reproducen sexualmente mediante la cópula se sexos diferentes, que tiene lugar en una época del año que depende de la especie, pero que, en general, suele ser la primavera. Las feromonas, sustancias químicas emitidas por uno de los dos sexos, juegan un papel importante como atractivo sexual, ya que son recogidas por las entenas plumosas de muchos machos, que actúan como auténticos receptores de estas partículas olorosas. La coloración de las alas o determinadas formas de vuelo son otros tantos estímulos para que la pareja se sienta atraída.
El mecanismo de acoplamiento, que en ocaciones tiene lugar una única vez en la vida, presenta en los insectos métodos diversos (como ejemplo, entre la gran variedad de sistemas, tenemos el de las libélulas, que se aparean en pleno vuelo y permanecen así unidos durante un tiempo considerable), pero siempre el macho deposita sus espermatozoides en el interior de la hembra, es decir, son animales de fecundación interna, bien directamente, o bien mediante la formación por el macho de una agrupación de espermatozoides o espermatóforos que quedan adheridos a la hembra durante cierto tiempo. Los huevos fecundados se desarrollan en rarísimas ocaciones en el interior de la madre, ya que, por regla general, las hembras desovan en sitios más o menos ocultos. Determinadas especies (cucarachas) producen huevos que quedan protegidos por una envoltura resistente formando una ooteca, mientras que, en otras, los huevos son depositados en la tierra, para lo cual las hembras están provistas de un órgano alargado en forma de estilete, llamado oviscapato, que clavan en tierra y por dentro del cual descienden los huevecillos hasta quedar enterrados. Hay especies que utilizan su oviscapato para perforar maderas, hojas, tejidos animales, etc., con el fin de situar la puesta en su interior, los insectos parásitos hacen siempre su puesta en el interior de los huevos, orugas o crisálidas de otros congéneres.
También en el desarrollo de los insectos existen patrones muy diferentes. Algunos nacen con idéntico aspecto que los padres y en su mismo ambiente (saltamontes, grillos), y su desarrollo no supone más que crecimiento normal y una maduración progresiva que culminará con el desarrollo total del aparato reproductor, teniendo únicamente que cambiar con periodicidad el tegumento quitinoso o exoesqueleto que, lógicamente, va quedando pequeño con el desarrollo del cuerpo en un proceso que se denomina muda, otros insectos como las libélulas, pasan en su desarrollo por dos períodos distintos, claramente diferenciados: el primero, o etapa larvaria, es acuático, y el segundo, propio del animal adulto, es aéreo. Las larvas, que respiran en el agua por medio de falsas branquias, en determinado momento, después de varios cambios morfológicos, abandonan el agua trepando por las piedras o por alguna planta acuática hasta salir a la superficie. Una vez fuera, quedan en reposo, su tegumento se abre y surge ya el individuo adulto que, en cuanto tenga sus alas desarrolladas, emprenderá una nueva vida en el medio aéreo. Un tercer grupo de insectos, por último, poseen en su primera etapa un aspecto totalmente distinto al que tendrán de adulto, apareciendo bajo la forma de larvas u orugas (normalmente muy activas y voraces). En el paso de oruga hacia insecto adulto, hay una etapa intermedia de reposo, conocida como ninfa, crisálida o pupa, de la que surgirá el imago con todas las características que presentan los individuos adultos de la especie.

Ambiente y reproducción

Ambiente y Reproducción

El ciclo reproductor depende básicamente del control hormonal; sin embargo, también actúan sobre él estímulos ambientales: unos de naturaleza abiótica (luz, temperatura, humedad, etc.) y otros debidos a los propios seres vivos (la pareja sexual, las crías, los congéneres, etc.). De la interacción de estos factores con el propio sujeto se produce la respuesta adecuada, que traerá consigo el nacimiento de las crías en la época mejor para su supervivencia. La mayor parte del conocimiento sobre la influencia del ambiente en la reproducción se ha obtenido gracias al estudio de las aves, y así, se ha sabido, por ejemplo, que la mayoría de las aves que habitan lejos de la zona ecuatorial entran en celo y anidan en primavera: es decir, cuando la temperatura ambiental inicia su ascenso y los días tienen más horas de luz. Debido a este hecho, durante mucho tiempo se pensó que la temperatura era el factor principal que actuaba en el desencadenamiento reproductor; sin embargo, reiteradas experiencias han demostrado que una determinada ave podía entrar en celo incluso en invierno si se le aumentaban los períodos de iluminación. Pese a la estimulación con la luz artificial, no se producía respuesta si la experiencia se realizaba a finales del verano o a principios del otoño, pero esto se debe a que existe un período de reposo fisiológico tras es el esfuerzo de la época reproductora (reposo que puede ser disminuido sometiendo a las especies después de su actividad reproductora a períodos de iluminación muy cortos pero diarios).


La explicación fisiológica que se da a la acción de los estímulos de naturaleza luminosa sobre la reproducción, es que la luz es recogida por la glándula pineal, y sobre todo por los ojos, y, mediante las vías ópticas nerviosas, dicha estimulación es conducida hasta el hipotálamo, quien manda a los factores de liberación hacia la hipófisis anterior para que se liberen las hormonas que actuarán sobre las gónadas, que los ojos juegan un papel fundamental en la recepción del estímulo luminoso, y éste en la actividad sexual, se ha comprobado estudiando la respuesta negativa por parte de especies a las que se les ha vendado los ojos. De todo lo anterior no debe concluirse que la luz sea el único factor ambiental a tener en cuenta, ya que es evidente que la temperatura también influye; de hecho, cuando en primavera hay una oleada de frío, las especies retardan su actividad reproductora y, al contrario, si en invierno aumentan accidentalmente las temperaturas, muchos animales adelantan su celo.


En las regiones tropicales, en las que alternan períodos de lluvias con otros de sequía, la época reproductora coincide con el comienzo de las precipitaciones. Entre los factores de origen biológico que pueden actuar como estimulantes del comportamiento reproductor de muchos animales –excepto aves-, se encuentran los olores, las sustancias olorosas liberadas por uno u otro sexo estimulan determinados cambios fisiológicos que conducen al estado reproductor, y así, la mayoría de los mamíferos machos aprecian la posibilidad del estro en las hembras por los fuertes olores que en tal situación producen. Es de experiencia común que, en su ovulación, las perras emiten tales olores que rápidamente se movilizan los perros de su entorno y acuden hacia ellas.

En otros casos, como el del cerdo, son los machos los que con su olor estimulan a la hembra. La explicación fisiológica de este tipo de influencia es la misma que indicamos anteriormente para la luz, salvo que ahora la estimulación es conducida hasta el hipotálamo por los nervios olfatorios.
La presencia de congéneres puede actuar en ciertas especies como estimulante, y así, por ejemplo, muchas palomas no efectúan la puesta si no es en compañía de otras palomas; es más, la paloma delante de un espejo, aunque esté sola, es capaz de poner huevos. Las peleas y amenazas entre individuos de la misma especie por mantener sus dominios territoriales pueden actúan también como factores estimulantes de la reproducción, de ahí que, aun disponiendo de espacio, tiendan a agruparse en relativa proximidad en el momento de la reproducción. Este es el caso de aves marinas, como el albatros que, llegado el momento de la reproducción delimitan un territorio donde se instalará la pareja con el nido.

Determinación ambiental del sexo

Hay animales en los que, al nacer, el sexo está indeterminado, siendo el ambiente el que canaliza el sexo en uno u otro sentido. El ejemplo más típico es el de Bonellia: cuando la hembra va a desovar, se encamina hacia la superficie del agua, y allí abandona a los huevos a su suerte. Estos huevos dan origen a una larva que, nada más nacer, comienza a descender. Si en este descenso la larva se encuentra a una hembra de Bonellia, se aloja a sus trompas y se transforma en un macho parásito y sí, por el contrario, llega hasta el fondo, se desarrollan como hembras.

En el mundo vegetal también encontramos ejemplos similares, pero tal vez el más asombroso sea el de una begonia tropical que crece sobre las ramas de los árboles. Si la planta se desarrolla sobre una rama con luz, producirá flores masculinas; si por el contrario lo hace sobre una zona sombreada o cerca del suelo, dará flores femeninas. Si una planta se ha originado al sol y crece cerca del suelo, pierde las flores masculinas que había desarrollado y la sustituye por otros de sexo femenino.

Aparatos reproductores

Aparatos reproductores

Las células reproductoras o gametos son producidas, tanto en animales como en vegetales, en unos órganos sexuales que en los animales se llaman gónadas. Existen. por tanto, gónadas masculinas, que en el caso de los animales se llaman testículos, y gónadas femeninas, u ovarios, suponiendo la posesión de unas u otras el carácter sexual primario que diferencia a los individuos de una misma especie. Sin embargo, hay animales, como los caracoles y las lombrices de tierra, que poseen ambas gónadas: se trata de seres hermafroditas. Las gónadas constituyen la parte fundamental y siempre presente de los aparatos reproductores animales, pero en la mayoría de los casos van acompañadas de otros componentes básicos para la reproducción: los conductos genitales y los genitales externos.

En esencia, existe un cierto paralelismo en la organización de los sistemas reproductores masculinos y femeninos: las gónadas son, por lo general, órganos pares, excepto en algunos animales como la gallina, que sólo tiene un ovario, o las sanguijuelas, que poseen múltiples ovarios y testículos; también en los dos sexos, las gónadas constan de las células madres de las células sexuales, a partir de las cuales ocurrirá la gametogénesis, y de una serie de células nutricias. En el interior de testículos y ovarios existe también una categoría de células productoras de hormonas, diferentes según los sexos, que serán las responsables de la aparación de los caracteres sexuales secundarios: cuernos en el ciervo macho, barba en el hombre, desarrollo de mamas en las hembras mamíferas, etc.

Evidentemente, también hay diferencias entre ambos sistemas reproductores y así, los ovarios son siempre intraabdominales, mientras que los testículos, en general, se encuentran fuera de la cavidad abdominal, alojados en una bolsa o escroto, ya que la temperatura interior del cuerpo mata los esperamatozoides y disminuye la producción de hormonas masculinas. Sin embargo, también en este aspecto hay excepciones, ya que, por ejemplo, en los murciélagos y roedores los testículos descienden hacia el escroto solo en la estación reproductora. Un caso especial lo constituyen los testículos de las aves, ya que, pese a ser intraabdominales, no están afectados por la alta temperatura del cuerpo, lo que se podría explicar por la proximidad de las gónadas a los sacos aéreos, que permitirían cierta refrigeración de los testículos.

Los conductos genitales a lo largo de los cuales descenderán las células sexuales son también pares en ambos sexos, aunque al final de su trayecto suelen coincidir en una formación impar. Los conductos genitales femeninos son los oviductos, que desembocan en el útero, y este, en la vagina. El útero es a menudo un órgano doble -en todos los vertebrados no mamíferos- y desemboca en la vagina o en una cavidad mixta urogenital llamada cloaca. En las especies más primitivas la vagina está relacionada con la cloaca, pero durante la evolución de los mamíferos se ha separado progresivamente de los tractos tanto digestivo como urinario, y ya en la hembras de los primates, uretra, vagina y ano desembocan cada uno independientemente.

Los conductos genitales masculinos suelen ser muy largos, y por ello aparecen enrollados hasta que desembocan en un canal único. A lo largo de su trayecto se encuentra una serie de glándulas: vesículas seminales, próstata, glándulas bulbouretrales, que en conjunto producen un líquido viscoso llamado semen o esperma, en cuyo seno nadan los espermatozoides.

Los genitales externos femeninos sirven como anclaje y guía al aparato copulador masculino durante el apareamiento. En el caso de los insectos, constituyen el ovopositor, que es una estructura aguzada y fina por la que se depositan los huevos y con la que excavan en el suelo al hacer la puesta. En la época del celo, los genitales externos de la hembra pueden sufrir modificaciones qie faciliten la atracción del macho: aumento de la pigmentación, hinchazón , secrección olorosa, etc.

La continuidad de la vida

La continuidad de la vida

Una de las características más importantes de la vida es su continuidad. Desde que el primer ser vivo apareció en nuestro planeta hasta hoy, la vida se ha mantenido como una constante durante millones y millones de años. Esta continuidad se ha conseguido gracias a una serie de mecanismos hereditarios que no solo perpetúan la existencia de los seres vivos, sino también de aquellos caracteres evolutivos que van apareciendo en ellos como resultado de los cambios y adaptaciones a los diferentes ambientes. Pero para que estos mecanismos hereditarios y evolutivos puedan actuar, es indispensable, que los seres vivos, ejerzan una de sus funciones más características: la reproducción.
La reproducción, a diferencia de otras funciones vitales, no es indispensable para la vida del individuo en sí, pero sí para la continuidad de la vida de la especie. A cualquier ser vivo, vegetal o animal, se le pueden extirpar sus órganos reproductores y el individuo sigue vivo; pero si a todos los individuos de una determinada especie se les privase de su sistema reproductor, dicha especie estaría llamada a desaparecer. La posibilidad de reproudcción confiere entonces a la materia viva la condición esencial de su continuidad, logrando así compensar la desaparición de los individuos producida a causa de la enfermedad y la muerte.


Existen en el mund vivo dos procedimientos de reproducción presentes tanto en el reino Vegetal como en el Animal, con características específicas bien diferenciadas: el asexual y el sexual.


La reproducción asexual parte de un único individuo, del cual se desprende una parte que se transforma en un nuevo ser semejante al progenitor.




La reproducción sexual, en cambio, se basa en la unión de dos células especializadas, llamadas gametos, procedentes de dos progenitores sexualmente distintos, pero de la misma especie.


En el caso de la reproducción asexual, también llamada reproducción vegetativa o multiplicación asexuada, el proceso reproductor es muy sencillo y, al afectar a un único individuo, los caracteres hereditarios de éste, y solo ellos, serán los que se transmitan a su descendiente o descendientes. En la reproducción sexual los mecanismos son más complejos, tanto en lo que se refiere a la propia elaboración de los gametos como a la indispensable fusión de los dos procedentes de individuos sexualmente distintos. De esta fusión de los gametos o células reproductoras se origina una nueva célula, llamada cigoto, que dará origen a un nuevo ser en el que estarán presentes los caracteres hereditariosde ambos progenitores. Al permitir el intercambio de material hereditario entre sujetos sexualmente distintos, la reproducción sexual da origen a individuos en los que hay mayores posibilidades de aparición de nuevos caracteres que representen una mejora en relación con cada uno de los progenitores, su poniendo un factor fundamental en la selección natural.

Sea cual sea el mecanismo reproductor, es preciso que las especies dispongan de los resortes necesarios para asegurar la efectividad del proceso, haciendo posible que cada nueva generación equivalga aproximadamente a la anterior, consiguiendo que las variaciones a la constancia numérica, tanto por exceso como por defecto, sean corregidas, pues de lo contrario la especie acabaría por desaparecer. De este modo, si existe una disminución de la población, ésta deberá aumentar su fertilidad durante un tiempo hasta llegar a compensarla, y, por el contrario, si se produce una sobrepoblación, entrarán en funcionamiento mecanismos reguladores, tales como aumento de la depredación, aparición del hombre, aumento de la agresividad, que traerán como consecuencia la muerte de una parte y, por tanto, la vuelta al equilibrio. La continuidad de la vida implica, pues, no solo el simple acto de la reproducción, sino también los procesos encaminados a reducir al mínimo la mortalidad de las células reproductoras y de las crías.

Video de las plantas acuáticas

Video de las plantas medicinales

Video de las plantas

Actividades sobre las plantas


ACTIVIDADES
*Las partes de las plantas
Subraya la respuesta correcta
1. Las únicas plantas que no tienen raíz, tallo y hojas son:
A) las hierbas.
B) las algas.
C) los helechos y los musgos.
D) las patatas.
2. Las plantas absorben por la raiz:
A) las sales minerales y el oxígeno.
B) las sales minerales y el dióxido de carbono.
C) el agua y el dióxido de carbono.
D) el agua y las sales minerales.
3. la savia bruta es:
A) una señora muy inteligente pero algo inculta.
B) la mezcla de agua, sales minerales, luz solar y dióxido de
carbono.
C) no es nada, porque sabia se escribe con b, como saber.
D) la mezcla de agua y sales minerales.
4. Los pequeños brotes que tiene el tallo y que crecerán formando
hojas o ramas, se llaman:
A) nudos
B) yemas axilares.
C) sépalos.
D) yemas terminales.
5. Las "hojas lanceoladas" tienen forma de:
A) aguja.
B) trébol.
C) dientes de serrucho.
D) punta de lanza.
6. ¿Cuál de estas respuestas es más adecuada?
A) Las flores femeninas tienen pistilo y óvulos en su interior.
B) Las flores femeninas tienen pistilo, que tiene el estigma, el ovario
y los óvulos en su interior.
C) Todas las flores tienen estambres y pistilo.
D) La corola contiene los óganos reproductores de la flor.
7. ¿Cuál de estas respuestas es verdadera?
A) Las flores masculinas tienen estambres y anteras que contienen
los granos de polen.
B) Las flores son todas masculinas y femeninas a la vez.
C) El polen sale del pistilo.
D) La flores masculinas tienen estambres y pistilo.
8. El polen se produce en:
A) las anteras de los estambres.
B) el ovario.
C) el ovario del pistilo.
D) el gineceo.
9. Las semillas son:
A) los óvulos transformados.
B) los estambres transformados.
C) partes de la flor marchita.
D) el fruto transformado.
10. Comer frutos y semillas comestibles nos aporta:
A) vitaminas, proteínas, fibras y azúcares.
B) vitaminas y proteínas.
C) proteínas y fibras.
D) no se debe comer ninguna semilla.
Compara tus respuestas
1. B
2. D
3. D
4. B
5. D
6. B
7. A
8. A
9. A
10. A

* Funciones que realizan las plantas
Coloca en el paréntesis de la derecha la respuesta correcta
La fotosíntesis es ( )
La savia bruta es ( )
La savia elaborada es ( )
El intercambio de gases es ( )
La clorofila es ( )
1. La sustancia resultante de las transformaciones que se realizan tras
la fotosíntesis.
2. El proceso por el que las plantas expulsan y reciben gases de la
atmósfera.
3. El proceso de fabricación de alimento de las plantas.
4. La mezcla de agua y sales minerales.
5. Una sustancia verde que se encuentra en las hojas y da color a los
vegetales.
Compara tus respuestas
La fotosíntesis es (3)
La savia bruta es (4)
La savia elaborada es (1)
El intercambio de gases es (2)
La clorofila es (5)

* Reproducción de las plantas
Subraya la respuesta correcta
1. Por su forma de reproducirse hay dos grandes grupos de plantas,
que son:
a) Los helechos y los musgos.
b) Las plantas cultivada y las plantas silvestres.
c) Las plantas con flores y las plantas sin flores.
d) Los árboles y los arbustos.
2. La polinización y la fecundación son las fases de reproducción de:
a) Los helechos, musgos y algas.
b) Las plantas sin flores.
c) Las plantas con flores.
d) Los musgos y algas.
3 El transporte del pólen desde unas plantas a otras es la:
a) germinación.
b) reproducción
c) fecundación.
d) polinización.
4 Los gametos masculinos de las flores son:
a) los granos de polen.
b) las anteras.
c) las semillas.
d) los óvulos.
5 La reproducción es de mayor calidad cuando:
a) la polinización se realiza de unas flores a otras distintas.
b) la polinización la realizan los insectos.
c) la polinización se realiza dentro de la misma flor.
d) la polinización la realiza el agua de lluvia.
Compara tus respuestas
1. c
2. c
3. d
4. a
5. a

* Usos de las plantas
Organízate con tus compañeros en equipos para dar un paseo por las
calles de la ciudad.
Sólo necesitas llevar lápiz y cuaderno. Anota el nombre de los
alimentos vegetales que vayas encontrando y a qué parte de la planta
pertenecen: al tallo, a las raíces, a las hojas. Tal vez se trata de
semillas o frutos.
Pregunta y anota los nombres de las flores que encuentres.

Información sobre las plantas

LAS PLANTAS

INTRODUCCIÓN
Hay plantas en casi todas las zonas del planeta, tanto en la tierra como dentro del agua.
Las plantas son seres vivos capaces de fabricar su propio alimento. Gracias a ellas, los demás seres vivos pueden alimentarse y respirar.
Aunque hay muchísimas especies vegetales, el ser humano solo utiliza unas pocas, que le proporcionan alimento, madera, abrigo, perfumes, medicinas o materiales diversos.
Todos los vegetales que han vivido desde hace millones de años han suministrado el oxígeno suficiente para que la vida continúe en el planeta.
Plantas que vivieron hace millones de años nos proporcionan ahora combustible para calentarnos o mover máquinas, como el petróleo o el carbón. Además, millones de personas que viven en muchos países, dependen económicamente de las plantas.
Muchas plantas tienen raíz, tallo y hojas y se reproducen mediante flores. Pero hay otros vegetales sin flores que se reproducen de manera distinta, como los helechos, los musgos y las algas.

¿CÓMO SE CLASIFICAN LAS PLANTAS?
El reino vegetal, como se denomina a este grupo de seres vivos, comprende millones de especies distintas unas de otras. Al ser tantas y para conocerlas mejor, se clasifican de distintas formas.
Nosotros vamos a atender a dos clasificaciones:
1. Clases de plantas según su tamaño: árboles, arbustos, plantas herbáceas
2. Clases de plantas según su forma de reproducirse:
*Plantas sin flores. Criptógamas: musgos, helechos, algas
*Plantas con flores. Fanerógamas: gimnospermas, angiospermas
1. Clases de plantas según su tamaño
Hay tres grandes tipos de plantas
Los árboles
Son las plantas más grandes que existen. Los hay de muy distintas formas y tamaños, desde pequeños árboles frutales hasta las secuoyas, que son los árboles más grandes, pues alguna de ellas mide 84 metros de altura y tienen más de 3500 años.
Los árboles también se diferencian de los demás vegetales porque tienen un sólo tallo, llamado tronco, que es duro y leñoso.
Un gran número de especies de árboles pierden las hojas con la llegada del frío invernal. Lo hacen para defenderse del frío y que no se les congelen las hojas con las heladas. Con la primavera, le brotarán nuevas hojas por todas sus ramas. Les llamamos árboles de hoja caduca. Por nombrar algunos ejemplos, tienen la hoja caduca el almendro, el olmo y el abedul.
Otras especies de árboles no pierden las hojas durante el invierno, sino que las van renovando durante todo el año. Les llamamos árboles de hoja perenne. Es el caso del pino, el abeto, la encina o el olivo.
Los arbustos
Son vegetales más pequeños que los árboles, pero más grandes que las hierbas.
Tienen varios tallos que en algunos arbustos son leñosos. Al igual que los árboles, algunos pierden las hojas en invierno. También los hay adaptados a distintos tipos de climas. Unos pueden resistir las heladas del invierno; otros soportan grandes periodos de sequía; otros están adaptados a vivir en zonas muy calurosas; etc. Hay numerosas especies de arbustos; Algunos de ellos son los rosales, la jara y la aulaga.
Las plantas herbáceas
Las hierbas son pequeñas plantas que sobresalen del suelo unos pocos centímetros. La mayor parte de ellas tienen una vida corta, de uno o dos años.
La mayor parte del suelo del planeta está cubierto de plantas herbáceas silvestres. Otras son cultivadas para proporcionar alimento a seres humanos o animales y algunas también se cuidan como plantas de adorno por su belleza.
Son plantas herbáceas el trigo, la amapola o el perejil.

2. Clases de plantas según su forma de reproducirse
Plantas sin flores
Muchas plantas no producen flores en ningún momento de su vida. A este grupo de vegetales se les denomina en Botánica plantas "criptógamas". Su forma de reproducirse es por esporas.
Las plantas más conocidas de las que no tienen flores son los musgos, los helechos y las algas. Son los primeros vegetales que empezaron a existir y vivieron en épocas que aún no existía el ser humano. Suelen habitar en bosques y lugares muy húmedos porque necesitan que sus esporas naden sobre agua para reproducirse.
Los musgos son las plantas terrestres más primitivas y con forma más sencilla. Son unos vegetales pequeños que habitan en lugares muy húmedos y sombríos, pues no toleran el sol directo.
Los encontramos en la tierra, bajo la sombra de bosques húmedos, tapizando cortezas de árboles o rocas lisas; pero siempre en zonas de umbría.

Los helechos también son vegetales muy antiguos. Hace 300 millones de años los helechos eran mucho más abundantes que ahora. Algunos eran tan grandes como enormes árboles y formaban auténticos bosques. Sus restos putrefactos y enterrados han dado lugar, con el paso de millones de años, al carbón. También necesitan vivir en zonas muy húmedas y frescas.

Las algas son un grupo de vegetales que viven dentro del agua. Muchos científicos dudan que pertenezcan al reino vegetal, pues no presentan todas las características y funciones de los vegetales. De las algas proceden el resto de las plantas. Fueron el origen de los vegetales porque, con el paso de millones de años, algunas especies enraizaron en la tierra dando lugar a otros vegetales como los musgos y helechos.
Las algas crecen en el fondo del mar o pegadas a las rocas y las hay en mares, ríos, lagos y charcas. Tienen formas y colores muy variados. Son bastante distintas al resto de vegetales, pues no tienen raíz ni tallo ya que al vivir dentro del agua, no necesitan de esos órganos para absorberla. Hacen la fotosíntesis y algunas de ellas son microscópicas. Un ejemplo de algas lo podemos ver en el verdín de las charcas, en lagos, ríos y sobre todo en el mar, donde se dan muchas especies de colores verdes, amarillas, azul o roja.
Plantas con flores
La mayor parte de las especies vegetales se reproduce mediante flores. En Botánica a estos vegetales se les llama plantas "fanerógamas". Para ellas no es imprescindible que haya agua para reproducirse, por lo que pueden crecer por zonas que no sean húmedas.
En las flores la planta tiene sus órganos reproductores. De las flores se forman los frutos y las semillas, que son necesarias para que una planta de esta clase se reproduzca.
Algunos vegetales producen flores una o dos veces cada año, como los naranjos o los jazmines; otros sólo producen flores una vez en toda su vida. La pita, por ejemplo, es una planta con espinas, que crece silvestre por toda la zona cercana al Mediterráneo. Soporta las sequías almacenando agua en sus gruesas hojas.
Hasta los 20 o 25 años no produce flores y muere tras la floración. Las plantas con flores se dividen en dos grandes grupos:
Las gimnospermas no tienen frutos para proteger la semilla. Sus flores son muy simples y suelen pasar inadvertidas a nuestra vista. Son gimnospermas, por ejemplo, los pinos, los abetos y los cipreses. Son las plantas con semillas más antiguas.


Las angiospermas son las plantas más recientes y más evolucionadas. Tienen flores complejas que suelen ser llamativas a nuestra vista. Las semillas están recubiertas por un fruto que las protege. Son la fuente de alimentación del ser humano y de muchos mamíferos. De ellas también se obtiene gran número de materias primas y productos naturales. Los jazmines, los rosales, el trigo y la encina son angiospermas.

PARTES DE LAS PLANTAS
Casi todas las plantas, excepto las algas, tienen tres partes: raíz, tallo y hojas. Esas tres partes u órganos se encargan de la función de nutrición de la planta, es decir, de absorber, conducir y transformar las sustancias que necesitan para producir su propio alimento: el agua, las sales minerales del suelo, los gases de la atmósfera y la luz solar.
Además, los vegetales más evolucionados o modernos tienen flores en donde se encuentra el aparato reproductor que permite que nazcan nuevas plantas y la supervivencia de los vegetales. Esas flores se transforman en frutos después de la polinización y la fecundación. A su vez, los frutos contienen las semillas.
A continuación explicamos con detalle cada una de las partes que pueden tener los vegetales.
*La raíz
*El tallo
*Las hojas
*Las flores
*El fruto y las semillas
La raíz
Es el órgano que crece bajo tierra. Es más gruesa por la zona más cercana al tallo y va estrechándose conforme se aleja de él. Se ramifica en otras raíces cada vez más finas hasta llegar a ser unos pelos que absorben el agua y las sales minerales que hay en el suelo y que la planta necesita para producir su alimento.
El extremo de la raíz está protegido por un pequeño abultamiento llamado cofia que le sirve de protección cuando la raíz va abriéndose camino por la tierra.
Esta mezcla de sales minerales y agua se llama savia bruta y sube por el tallo para circular por toda la planta.
Además, la raíz sirve de soporte a la planta y evita que ésta se caiga o la transporte el viento o la lluvia. También por este motivo, las raíces de árboles, arbustos y hierbas ayudan a conservar el medio ambiente, pues sujetan el suelo cuando la lluvia fuerte o el viento podrían arrastrar la tierra, poco a poco, con su fuerza.


El tallo
En la mayoría de las plantas el tallo crece en sentido contrario a la raíz, o sea, partiendo del suelo hacia arriba. Conforme se va elevando, de él salen otros tallos secundarios o ramas que sujetarán las hojas, las flores y los frutos. Los tallos tienen nudos, que son unas partes pequeñas, más duras y gruesas, de donde salen ramas y hojas. Las yemas axilares son pequeños brotes que al crecer serán hojas o ramas. La yema terminal es el brote pequeño, situado en el ápice o final del tallo y que lo hace crecer. Por dentro, el tallo tiene tubitos o conductos que le sirven para que circulen por toda la planta las sustancias que necesita.
Si el tallo es verde, realiza también la fotosíntesis, al igual que las hojas.

Los tallos pueden ser herbáceos o leñosos. Los tallos herbáceos son delgados, flexibles y de color verde. El perejil, por ejemplo, tiene el tallo herbáceo.


Los tallos leñosos son propios de los árboles y los arbustos. Son tallos gruesos y endurecidos. Algunos vegetales guardan agua o sustancias de reserva en sus tallos, como por ejemplo, los cactus. Algunos tallos son subterráneos, o sea, crecen bajo tierra, como la cebolla, el jacinto o el tulipán.



Las hojas

La mayor parte de las plantas tienen las hojas verdes, son planas y se inclinan hacia la luz solar. Las hojas brotan de una yema axilar y tienen varias partes:
El limbo es la parte plana. Tiene dos caras: su cara más oscura y brillante se llama haz y la cara inferior, de color más claro, se llama envés. En el limbo hay nervios que son conductos muy finos por donde circula la savia.
El pecíolo es un tallito muy pequeño por donde la hoja se une al tallo.
Hay un gran número de formas de hojas. Así, las que tienen forma de punta de lanza se llaman "hojas lanceoladas", como la del almendro, el olivo y la adelfa. La "hojas aciculares" tienen forma de aguja, como la del pino. Las "hojas aserradas o dentadas" tienen el borde lleno de pequeños "dientes de sierra", como el castaño y el olmo. Las "hojas espinosas" tienen estos dientes muy pronunciados, como el alcornoque, la encina y el acebo.
En las hojas se realiza la fotosíntesis, la respiración de la planta y el desprendimiento al aire de oxígeno, otros gases y agua. También almacenan alimentos, como los azúcares, vitaminas, minerales, etc.

Las flores
Las plantas con flores o angiospermas producen flores una o más veces en su vida. La mayoría lo hacen todos los años. Las flores son sus órganos reproductores. En su interior poseen todos los órganos que necesita para fabricar el fruto y la semilla.
Las flores tienen dos partes: la corola y el cáliz.
La corola es la parte más vistosa de la flor y está formada por los pétalos, que son de colores variados. Esto hace que los insectos se sientan atraídos por los llamativos colores de las flores y, al posarse sobre ellas, su cuerpo se impregne de polen, lo transporten a otras flores y ayuden a que se produzca la fecundación.
El cáliz es de color verde, contiene los órganos sexuales y unas hojitas también verdes que los protegen, llamadas sépalos. En el interior del cáliz, además de los sépalos, están los órganos reproductores de la flor. Uno de esos órganos es el gineceo o pistilo, con forma de botellita, de las antiguas, y es el aparato reproductor femenino. Dentro del pistilo está el ovario, donde se encuentran los óvulos, que son las células sexuales femeninas.
El aparato reproductor masculino de las flores también está en el cáliz de la flor de que se trate. Está formado por los estambres y las anteras. Un estambre es un órgano muy fino, como un hilo, en cuyo extremo hay un abultamiento: la antera. En las anteras se producen los granos de polen. Estos granos de polen son las células sexuales masculinas.
Hay flores que son masculinas, con estambres y sin pistilo. Otras son femeninas, con pistilo y sin estambres. Y hay flores que tienen los dos aparatos reproductores: el masculino y el femenino.
El pedúnculo floral es un tallito que une la flor al tallo de la planta.

El fruto y la semilla
La flor se transforma cuando ha sido fecundada. O sea, cuando los granos de polen han entrado en su pistilo y se han unido con el óvulo. Los pétalos y otras partes, se marchitan y se caen. El ovario engorda poco a poco transformándose en el fruto. Los óvulos se van convirtiendo en semillas.
Algunos frutos son el limón, el tomate o la bellota. Todos ellos contienen dentro un gran número de semillas. De algunas plantas lo que comemos son las semillas, como el guisante, la habichuela blanca o las pipas de girasol. Las semillas son muy resistentes y pueden aguantar muchos años sin germinar en una nueva planta. Lo harán cuando las condiciones de temperatura y humedad sean las adecuadas para que la nueva plantita crezca.
Los frutos y las semillas comestibles aportan al ser humano una buena cantidad de sustancias nutritivas, como vitaminas, proteínas, fibras y azúcares. Aunque no se debe comer nada más que los que sean comestibles, pues hay algunos que son venenosos y pueden causar graves trastornos en la salud.

FUNCIONES DE LAS PLANTAS

Como todos los seres vivos, las plantas también nacen, crecen, se reproducen y mueren.
Funciones de nutrición de los vegetales:
*La fotosíntesis
*La alimentación de las plantas.
*La respiración de las plantas.

La fotosíntesis

Todas las plantas, las algas y algunas bacterias tienen clorofila. La clorofila es una sustancia verde que da color a los vegetales. Gracias a ella, las plantas son capaces de capturar la energía de la luz del sol y convertirla en energía química. Este proceso se denomina fotosíntesis.
Las plantas:
*Consumen dióxido de carbono, que es un gas perjudicial.
*Producen oxígeno, gas fundamental para la respiración de casi todos los seres vivos.
*Fabrican hidratos de carbono, energía que utilizan para su alimentación y desarrollo, y es la gran fuente de energía para los demás seres vivos (cadena alimenticia).
Por todo ello, los vegetales son tan beneficiosos para los demás seres, pues además de proporcionarles alimento, son capaces de fabricar oxígeno y de librarnos de gases tóxicos para nosotros.

La alimentación de las plantas
Los vegetales absorben por la raíz el agua y las sales minerales que hay en la tierra. Estas sustancias forman lo que se llama savia bruta. La savia bruta sube por el tallo hasta llegar a las hojas.
En las hojas, los productos resultantes de la fotosíntesis, sufren una serie de reacciones y dan lugar a la savia elaborada.
La savia elaborada circula por toda la planta, sirviendo de
alimento a la planta y, además, se almacena como reserva (almidón).
La respiración de las plantas
Como los demás seres vivos, las plantas también respiran, es decir, necesitan tomar oxígeno del aire; sin embargo no tienen órganos adaptados para esta función, como los animales.
Este proceso se llama intercambio de gases, porque se produce un cambio mutuo de gases entre la atmósfera y los vegetales. Los gases que se intercambian son vapor de agua, dióxido de carbono y oxígeno.

¿CÓMO NACEN LAS PLANTAS?
Las plantas se marchitan y mueren Sin embargo, las especies vegetales siguen existiendo en la Tierra porque las plantas se reproducen; es decir, de una planta adulta que es la madre o progenitora, nacen nuevas plantas iguales a ella. Muchos vegetales se reproducen en primavera, cuando las condiciones de humedad y temperatura son más favorables para que se reproduzcan en mayor cantidad.
Por eso, en esa estación, vemos los campos y las montañas llenos de colores producidos por infinidad de flores.
Ya hemos visto que hay dos grandes grupos de plantas:
*Las plantas con flores
*Las plantas sin flores
Cada grupo realiza su reproducción de una manera distinta.

Reproducción de las plantas con flores
Para que una planta de este grupo se reproduzca, tienen que ocurrir dos fases o procesos.
1ª fase: La polinización
La polinización es el transporte del polen desde unas flores hasta otras, dispersándose por el aire. Cuando estos granos de polen se unen con los óvulos de una flor, pueden nacer nuevas plantas. Cada especie florece en distintas épocas. Eso significa que en esos momentos están listas para reproducirse. Algunas lo hacen una o dos veces al año, como los almendros o los rosales. Otras florecen
una sola vez en su vida.
Cuando la flor está en plena madurez, las anteras de sus estambres producen granos de polen que son los gametos
masculinos. Estos granos de polen son diminutos y se transportan fácilmente hasta el pistilo de otra flor con la ayuda del viento o de insectos, como abejas o mariposas. Incluso algunas aves, como el colibrí, favorecen la polinización.
Los insectos se sienten atraídos por los olores y colores de las flores. Se acercan a ellas para libar el néctar de las flores, que es una sustancia dulce que ellas segregan y de la que se alimentan muchos insectos.
Mientras están sobre la flor, las patas, alas y todo el cuerpo del insecto se queda impregnado de granos de polen. Después, cuando inmediatamente el insecto se traslade a otra flor, esos granos de polen irán con él y podrán llegar al pistilo de otra flor. El polen también puede entrar en el pistilo de la misma flor de donde salió, pero muchas plantas tienen mecanismos para evitar esto, porque así consiguen una reproducción de mayor calidad.
2ª fase: La fecundación
Una vez que un grano de polen cae sobre el estigma (abertura que tiene el pistilo), le crece un largo tubito que se juntará con el óvulo y dará lugar a una célula nueva llamada cigoto.
Esta célula nueva será el origen de la nueva planta. Irá dividiéndose y creciendo.
Se rodea de sustancias nutritivas que le servirán de alimento mientras crezca y de un tejido más duro que le protege. Todo esto es lo que llamamos semilla.
3ª fase: la germinación
El ovario irá engrosándose y se transformará, poco a poco, en fruto. El fruto tiene sustancias nutritivas que ayudarán a la formación de la semilla y, además, le protegerán. Cuando el fruto está maduro cae al suelo, enterrándose o siendo arrastrado por el agua de lluvia. Otras veces el fruto lo comen los animales.
Algunas plantas necesitan que sus semillas sean digeridas por animales y caen dispersas por el suelo con los excrementos, sin sufrir ningún daño.
Otras plantas desarrollan métodos muy curiosos para que sus semillas se transporten y se dispersen; por ejemplo, la familia del diente de león, el cardo o la
alcachofa, tienen su semilla rodeada de un vilano formado por unos pelitos blancos muy finos que el viento transporta lejos con mucha facilidad. Otras semillas están rodeadas de púas o de sustancias pegajosas para quedarse pegadas al pelo de animales o plumas de aves, siendo así transportadas por ellos y posibilitando que nuevas plantas iguales crezcan en lugares distintos.
La dureza de la semilla le permitirá sobrevivir y esperar con paciencia a que existan unas buenas condiciones de humedad y de temperatura para germinar.
Decimos que la semilla germina cuando se abre y le brotan pequeñas raíces que se agarrarán a la tierra, dando origen de esta manera a la nueva planta.

Reproducción de las plantas sin flores
Las plantas que nunca producen flores tienen un mecanismo distinto para reproducirse. Es el caso de los helechos y los musgos.
A los helechos se le forman en algunas épocas del año unos pequeños bultitos en el envés de los frondes u hojas que se llaman soros y contienen las esporas.
Cuando el tiempo está seco, los soros se secan y se abren, lanzando las esporas al aire. Después, cuando la espora en el suelo tiene buenas condiciones de calor y humedad, germinará como una plantita pequeña con forma de corazón llamada gametofito, que no se parece nada al helecho que conocemos.
El gametofito tiene los órganos sexuales masculino y femenino. Cuando haya un periodo de lluvias con humedad abundante, las células masculinas nadarán en el agua hasta llegar al órgano femenino de otro gametofito, uniéndose a la célula femenina. De esta fecundación se produce un cigoto que crecerá como un helecho.
Los musgos se reproducen también por esporas. Los órganos sexuales están en el gametofito, que es una plantita independiente. Cuando hay mucha humedad, las células masculinas nadan y fecundan a los óvulos, formando un cigoto que dará lugar al esporofito, que es la planta que contiene las esporas. Entonces comienza una fase de reproducción no sexual en la que las esporas, cuando estén maduras, estallarán y se dispersarán por el viento. Cuando germinan, dan lugar de nuevo al gametofito.

USOS DE LAS PLANTAS
Las plantas son muy útiles, pues con sus troncos y hojas se fabrican casas y muebles. Con ellas se han creado infinidad de cosas. Por ejemplo, el papel sobre el que escribimos y dibujamos proviene de los árboles.
Algunas otras plantas sirven para fabricar la ropa que nos abriga. Por ejemplo, la fibra que cubre la semilla de la planta del algodón se emplea para producir el hilo con el que se tejen calcetines, camisas y camisetas, suéteres y pantalones.
Muchas plantas tienen propiedades medicinales y se usan tradicionalmente para curar. Por ejemplo, la manzanilla, la yerbabuena o el romero pueden aliviar el dolor de estómago; el árnica se usa para desinflamar golpes y curar heridas; la flor de tila apacigua los nervios; y el gordolobo, las flores de bugambilia y la canela se emplean en resfriados y tos leves.
Muchas de las medicinas que se venden en las farmacias también se fabrican a partir de sustancias que se extraen de ciertas plantas. Las plantas también sirven para adornar los lugares donde estamos. En la casa o en el parque hay flores que alegran la vida. Muchas otras se emplean en festividades, como la flor de cempasúchil, que en algunas regiones de México se coloca en ofrendas el Día de Muertos o se lleva a las tumbas de los seres queridos. La flor de Nochebuena anima el ambiente en las casas durante la época invernal.