
pecies más pequeñas. Hay, sin embargo, casos excepcionales por el gran número de huevos puestos, como la serpiente pitón, que llega a poner cien huevos, o la tortuga marina, cerca de mil. El lugar de la puesta es muy variable: los cocodrilos, por ejemplo, la efectúan en una especie de nido que fabrican con ayuda de ramas y hojas; los lagartos y serpientes los entierran en la arena o en grietas de rocas o troncos, y las tortugas los entierran en el suelo. Es frecuente el caso de grandes tortugas que se desplazan desde el mar o desde los ríos a tierra firme y se adentran varios kilómetros hasta encontrar un lugar aislado y soleado en donde cavan un agujero con sus patas traseras, depositan los huevos, que tapan después, para iniciar el regreso al punto de origen. Como norma, los reptiles ni incuban ni cuidan de sus crías; pero hay excepciones, como sucede con el aligátor.
Para la salida del cascarón, las crías utilizan el llamado diente del huevo o algún refuerzo córneo de la cabeza. El diente del huevo es un auténtico diente que se encuentra en el extremo del maxilar superior y que se desprende al poco tiempo de la eclosión. Los reptiles al nacer tienen ya todas las características de los individuos adultos, por lo que no precisan metamorfosis como los anfibios.
(merluzas, salmones, carpas, sardinas, lucios, bacalaos, etc.)
Hoy día, los peces constituyen el grupo más numeroso de vertebrados, hecho que se ve facilitado, entre otras razones, porque la mayor parte de la Tierra está cubierto de agua y por la gran capacidad reproductora de esta fauna acuícola.
uesta es muy variable de unas especies a otras, estando en función de la protección ulterior, y así, la cantidad de huevos es menor en los peces que custodian su puesta o la protegen en algún tipo de nido construido en los fondos o las orillas. Es bien conocido el gran número de huevos que produce el esturión: varios millones, y que constituyen el sabroso caviar. De entre los peces que cuidan sus huevos, las lampreas, el salmón o la trucha, por ejemplo, los entierran una vez fertilizados, mientras el caballito de mar los transporta sobre su cuerpo alojado en unos repliegues laterales a modo de bolsa, dentro de la cual se incuban. En general, tras la fecundación, el tiempo de incubación del embrión no suele ser muy largo, oscilando como norma de una a cinco semanas, si bien se dan casos de períodos más extensos. Los peces no suelen cuidar sus crías, pero si lo hacen, son los machos los encargados de dicha función.
res, tales como truchas, barbos, etc. Para muchas de estas especies ya está perfectamente establecido su ciclo reproductor y las sustancias que pueden actuar sobre el mismo favoreciéndole (extractos hormonales, temperatura, luz, sustancias químicas), pero para otras, aún no se ha logrado conocer su ciclo y actuar sobre el mismo a fin de poder obtener artificialmente un mayor número de ejemplares, lo que no impide, sin embargo, que las investigaciones continúen hasta crear “granjas marinas” que resolverían en gran parte el problema del hombre.
omo su nombre indica, son vertebrados dotados de glándulas mamarias o mamas productoras de leche, destinadas a proporcionar a las crías recién nacidas su primer y exclusivo alimento. Hay otras glándulas que también son características de este grupo, como las sudoríparas y las sebáceas; las primeras contribuyen, mediante la emisión de sudor, como un factor más, al mantenimiento de la temperatura constante (homotermia) propia de los mamíferos.
La mayoría de los mamíferos disponen de una época de celo en la que se forman las parejas y en la que los machos, dotados de un órgano copulador, introducen el pene en la vagina de las hembras, depositando así, en el interior de las mismas, su semen cargado de espermatozoides.
ie de que se trate, el número de óvulos fecundados varía considerablemente; pero, en cualquier caso, el desarrollo del óvulo fecundado tendrá lugar en el útero materno durante un período que se llama gestación. Se admite cierta relación entre el tamaño del cuerpo del animal y el tiempo de duración de la gestación, y así, por ejemplo, un elefante tiene un período de gestación de veinte meses. La nutrición del embrión durante este período se ve facilitada por el anclaje del mismo a la pared uterina, posible por la aparición de una estructura mixta (embrionaria-materna) denominada placenta, de carácter eventual y constituido por una membrana originada en el embrión –pero periférico a él- y los componentes más externos de la pared del útero. La placenta permanece unida al embrión por medio del cordón umbilical, por el cual circulan los vasos sanguíneos que harán el intercambio de sustancias nutritivas y de desecho entre la madre y el embrión. Concluida la gestión, tiene lugar el parto. Los mamíferos más primitivos (prototerios) se reproducen por oviparismo. Este grupo presenta caracteres intermedios entre aves y mamíferos, y pertenecen a él ornitorrinco y el equidna, especies existentes en Australia y Tasmania. En estos mamíferos, las glándulas mamarias son muy primitivas y no tienen pezón diferenciado, localizándose en gran número sobre la superficie ventral de las hembras. La hembra deposita los huevos, de uno a tres, en un nido y durante dos semanas los incuban.
Un caso particular de reproducción en mamíferos lo representan los llamados mamíferos metaterios o marsupiales, a los que pertenecen el canguro y la zarigüeya, son animales placentarios y vivíparos, pero en su etapa de gestación, que es muy corta, no se termina el desarrollo del embrión, por lo que las crías nacen muy inmaduras, completando su desarrollo en el interior de un marsupio o bolsa ventral de la que disponen las hembras y dentro de la cual se localizan las glándulas mamarias. Es como si estos animales sufrieran un parto prematuro y, por tanto, las crías debieran ser sometidas a incubación.
uáticos (peces) y los vertebrados terrestres (inicialmente los reptiles). Esta transición lenta requirió millones de años a lo largo de los cuales desaparecerían estructuras tales como las escamas, aletas, branquias, etc. Para dar lugar a patas, pulmones, etc. Sin embargo, en los anfibios actuales estos logros solo aparecen en una segunda etapa del desarrollo, mientras que en la primera quedan los vestigios propios de los animales acuáticos (de aquí la denominación de anfibio, que quiere decir “doble vida”). El prototipo de anfibio más conocido es la rana común, habitante asiduo de riberas y charcas y que con su característico croar rompe el silencio en las noches templadas. La rana, como otros muchos vertebrados, tiene una época especial en el año durante la cual procede al apareamiento previo a la reproducción. La época coincide con la primavera, y en ella las hembras se sienten atraídas por el intenso croar de los machos, reuniéndose ambos en zonas encharcadas.
Un hecho particular del ciclo vital de los anfibios es que el individuo que nace no se parece al adulto ni por la forma ni por los caracteres; tiene que sufrir determinados cambios que forman su metamorfosis. El ejemplar nacido del huevo es una auténtica larva acuática dotada de respiración branquial a la que se llama renacuajo o cabezudo y que, por su forma, recuerda a un pececillo, presentando una larga cola aplanada reforzada por una pequeña aleta. A lo largo de la metamorfosis van aconteciendo los cambios que implican la desaparición de tales estructuras y la aparición de las extremidades y los pulmones, de tal forma que ha de transcurrir cierto tiempo –tres años, en el caso de la rana- hasta que el individuo alcance su madurez y sea apto para la reproducción.
Existen otros anfibios, llamados urodelos, que tienen caracteres más primitivos que los de las ranas (anuros); una de sus especies es el ajolote, que no sufre metamorfosis y durante toda su vida se conserva en estado larvario, siendo capaz de reproducirse en esta situación. Este fenómeno, de gran interés biológico, recibe el nombre de neotenia.
Diversos experimentos científicos han demostrado que la transformación del renacuajo en rana está regulada por la acción de determinadas hormonas tiroideas e hipofisarias sobre la carga genética del animal.

En la Embriología experimental, ciencia de gran importancia en la actualidad, las investigaciones sobre embriones se efectúan en su mayor parte sobre los de anfibios por una serie de razones muy concretas: su tamaño, de 1 a 3 mm, su gran número, la facilidad de lograr la puesta artificialmente, sea cual sea la época, y de seguir todo el desarrollo atendiendo a caracteres morfológicos fácilmente observables. Por otra parte, los huevos y los embriones de los anfibios se pueden mantener fácilmente en un laboratorio: basta un recipiente con agua y algo de materia orgánica.

más estudiadas. El hecho de que las aves deban construir un nido para poner sus huevos e incubarlos, parece incidir en que los miembros de la pareja, en su conjunto o por separado, estén implicados en la fabricación de dicha morada, en su defensa, en la incubación y en el cuidado de las crías. Las ceremonias prenupciales en las aves son de las más características, y se ven reforzadas por la existencia de grandes diferencias en los caracteres sexuales secundarios; por ejemplo, en los faisanes los machos son de mayor desarrollo y de plumaje más vistoso que el de las hembras. En los casos de dimorfismo sexual acusado, los machos suelen hacer gala de su colorido mediante despliegue de plumas, contoneos, etc., ante las hembras, como sucede con el pavo real.
tro de las aves es la construcción de nidos, pero los materiales para dicha elaboración y el lugar en que se disponen varían enormemente de unas especies a otras. Hay especies que utilizan elementos vegetales: hojas, ramitas, hierbas (los gorriones); otras, barro o cieno (algunas golondrinas), y otras que aprovechan grietas o excavan en el terreno. El tamaño de los huevos suele guardar relación con el tamaño del ave: así los huevos más grandes corresponden al avestruz, y los más pequeños, al pájaro mosca o colibrí. El número de huevos por puesta varía desde uno o dos hasta quince o veinte. La incubación, en general, corre a cargo de la hembra, pero en algunos casos participa el macho.
erior del huevo, hace fuerza con una formación córnea que tiene en la parte anterior del maxilar superior, llamada diente del huevo. Gracias a su ayuda rompe la cáscara y sale al exterior. En la mayoría de las aves, las crías al nacer son incapaces de valerse por sí mismas, por lo que permanecen en el nido durante un cierto tiempo (especies nidícolas), durante el cual los padres les proporcionan el alimento y el calor y, al poco, se convierten en sus instructores de vuelo. Pero también hay especies que cuyas crías nada más al salir del cascarón pueden valerse por sí mismas y abandonan el nido; se denominan nidífugas. En uno u otro caso, las crías al nacer pueden tener el cuerpo desnudo o recubierto de pulmón, apareciendo más tarde las plumas definitivas.
asa a todos los demás animales terrestres reunidos. Son animales invertebrados que pertenecen al gran grupo de los artrópodos (patas articuladas), y, de entre ellos, los únicos que poseen tres pares de patas y que están provistos de alas. En general, salvo excepciones, se trata de animales de pequeño tamaño, perteneciendo a este grupo especies de aspectos tan distintos como moscas, escarabajos, mariposas, abejas, hormigas, cucarachas, pulgas, chinches, etc. Entre los insectos es muy corriente el dimorfismo sexual, es decir, que los machos difieran de las hembras, o viceversa, por una serie de caracteres externos: envergadura, color, desarrollo de las antenas, de las mandíbulas o de otros órganos.
as, tenemos el de las libélulas, que se aparean en pleno vuelo y permanecen así unidos durante un tiempo considerable), pero siempre el macho deposita sus espermatozoides en el interior de la hembra, es decir, son animales de fecundación interna, bien directamente, o bien mediante la formación por el macho de una agrupación de espermatozoides o espermatóforos que quedan adheridos a la hembra durante cierto tiempo. Los huevos fecundados se desarrollan en rarísimas ocaciones en el interior de la madre, ya que, por regla general, las hembras desovan en sitios más
o menos ocultos. Determinadas especies (cucarachas) producen huevos que quedan protegidos por una envoltura resistente formando una ooteca, mientras que, en otras, los huevos son depositados en la tierra, para lo cual las hembras están provistas de un órgano alargado en forma de estilete, llamado oviscapato, que clavan en tierra y por dentro del cual descienden los huevecillos hasta quedar enterrados. Hay especies que utilizan su oviscapato para perforar maderas, hojas, tejidos animales, etc., con el fin de situar la puesta en su interior, los insectos parásitos hacen siempre su puesta en el interior de los huevos, orugas o crisálidas de otros congéneres.
sarrollo de los insectos existen patrones muy diferentes. Algunos nacen con idéntico aspecto que los padres y en su mismo ambiente (saltamontes, grillos), y su desarrollo no supone más que crecimiento normal y una maduración progresiva que culminará con el desarrollo total del aparato reproductor, teniendo únicamente que cambiar con periodicidad el tegumento quitinoso o exoesqueleto que, lógicamente, va quedando pequeño con el desarrollo del cuerpo en un proceso que se denomina muda, otros insectos como las libélulas, pasan en su desarrollo por dos períodos distintos, claramente diferenciados: el primero, o etapa larvaria, es acuático, y el segundo, propio del animal adulto, es aéreo. Las larvas, que respiran en el agua por medio de falsas branquias, en determinado momento, después de varios cambios morfológicos, abandonan el agua trepando por las piedras o por alguna planta acuática hasta salir a la superficie. Una vez fuera, quedan en reposo, su tegumento se abre y surge ya el individuo adulto que, en cuanto tenga sus alas desarrolladas, emprenderá una nueva vida en el medio aéreo. Un tercer grupo de insectos, por último, poseen en su primera etapa un aspecto totalmente distinto al que tendrán de adulto, apareciendo bajo la forma de larvas u orugas (normalmente muy activas y voraces). En el paso de oruga hacia insecto adulto, hay una etapa intermedia de reposo, conocida como ninfa, crisálida o pupa, de la que surgirá el imago con todas las características que presentan los individuos adultos de la especie.

La explicación fisiológica que se da a la acción de los estímulos de naturaleza luminosa sobre la reproducción, es que la luz es recogida por la glándula pineal, y sobre todo por los ojos, y, mediante las vías ópticas nerviosas, dicha estimulación es conducida hasta el hipotálamo, quien manda a los factores de liberación hacia la hipófisis anterior para que se liberen las hormonas que actuarán sobre las gónadas, que los ojos juegan un papel fundamental en la recepción del estímulo luminoso, y éste en la actividad sexual, se ha comprobado estudiando la respuesta negativa por parte de especies a las que se les ha vendado los ojos. De todo lo anterior no debe concluirse que la luz sea el único factor ambiental a tener en cuenta, ya que es evidente que la temperatura también influye; de hecho, cuando en primavera hay una oleada de frío, las especies retardan su actividad reproductora y, al contrario, si en invierno aumentan accidentalmente las temperaturas, muchos animales adelantan su celo.
a, la época reproductora coincide con el comienzo de las precipitaciones. Entre los factores de origen biológico que pueden actuar como estimulantes del comportamiento reproductor de muchos animales –excepto aves-, se encuentran los olores, las sustancias olorosas liberadas por uno u otro sexo estimulan determinados cambios fisiológicos que conducen al estado reproductor, y así, la mayoría de los mamíferos machos aprecian la posibilidad del estro en las hembras por los fuertes olores que en tal situación producen. Es de experiencia común que, en su ovulación, las perras emiten tales olores que rápidamente se movilizan los perros de su entorno y acuden hacia ellas.
En el mundo vegetal también encontramos ejemplos similares, pero tal vez el más asombroso sea el de una begonia tropical que crece sobre las ramas de los árboles. Si la planta se desarrolla sobre una rama con luz, producirá flores masculinas; si por el contrario lo hace sobre una zona sombreada o cerca del suelo, dará flores femeninas. Si una planta se ha originado al sol y crece cerca del suelo, pierde las flores masculinas que había desarrollado y la sustituye por otros de sexo femenino.
les que en los animales se llaman gónadas. Existen. por tanto, gónadas masculinas, que en el caso de los animales se llaman testículos, y gónadas femeninas, u ovarios, suponiendo la posesión de unas u otras el carácter sexual primario que diferencia a los individuos de una misma especie. Sin embargo, hay animales, como los caracoles y las lombrices de tierra, que poseen ambas gónadas: se trata de seres hermafroditas. Las gónadas constituyen la parte fundamental y siempre presente de los aparatos reproductores animales, pero en la mayoría de los casos van acompañadas de otros componentes básicos para la reproducción: los conductos genitales y los genitales externos.
Los conductos genitales a lo largo de los cuales descenderán las células sexuales son también pares en ambos sexos, aunque al final de su trayecto suelen coincidir en una formación impar. Los conductos genitales femeninos son los oviductos, que desembocan en el útero, y este, en la vagina. El útero es a menudo un órgano doble -en todos los vertebrados no mamíferos- y desemboca en la vagina o en una cavidad mixta urogenital llamada cloaca. En las especies más primitivas la vagina está relacionada con la cloaca, pero durante la evolución de los mamíferos se ha separado progresivamente de los tractos tanto digestivo como urinario, y ya en la hembras de los primates, uretra, vagina y ano desembocan cada uno independientemente.

La reproducción, a diferencia de otras funciones vitales, no es indispensable para la vida del individuo en sí, pero sí para la continuidad de la vida de la especie. A cualquier ser vivo, vegetal o animal, se le pueden extirpar sus órganos reproductores y el individuo sigue vivo; pero si a todos los individuos de una determinada especie se les privase de su sistema reproductor, dicha especie estaría llamada a desaparecer. La posibilidad de reproudcción confiere entonces a la materia viva la condición esencial de su continuidad, logrando así compensar la desaparición de los individuos producida a causa de la enfermedad y la muerte.
Existen en el mund vivo dos procedimientos de reproducción presentes tanto en el reino Vegetal como en el Animal, con características específicas bien diferenciadas: el asexual y el sexual. 
La reproducción asexual parte de un único individuo, del cual se desprende una parte que se transforma en un nuevo ser semejante al progenitor. 
La reproducción sexual, en cambio, se basa en la unión de dos células especializadas, llamadas gametos, procedentes de dos progenitores sexualmente distintos, pero de la misma especie.
En el caso de la reproducción asexual, también llamada reproducción vegetativa o multiplicación asexuada, el proceso reproductor es muy sencillo y, al afectar a un único individuo, los caracteres hereditarios de éste, y solo ellos, serán los que se transmitan a su descendiente o descendientes. En la reproducción sexual los mecanismos son más complejos, tanto en lo que se refiere a la propia elaboración de los gametos como a la indispensable fusión de los dos procedentes de individuos sexualmente distintos. De esta fusión de los gametos o células reproductoras se origina una nueva célula, llamada cigoto, que dará origen a un nuevo ser en el que estarán presentes los caracteres hereditariosde ambos progenitores. Al permitir el intercambio de material hereditario entre sujetos sexualmente distintos, la reproducción sexual da origen a individuos en los que hay mayores posibilidades de aparición de nuevos caracteres que representen una mejora en relación con cada uno de los progenitores, su poniendo un factor fundamental en la selección natural.
Sea cual sea el mecanismo reproductor, es preciso que las especies dispongan de los resortes necesarios para asegurar la efectividad del proceso, haciendo posible que cada nueva generación equivalga aproximadamente a la anterior, consiguiendo que las variaciones a la constancia numérica, tanto por exceso como por defecto, sean corregidas, pues de lo contrario la especie acabaría por desaparecer. De este modo, si existe una disminución de la población, ésta deberá aumentar su fertilidad durante un tiempo hasta llegar a compensarla, y, por el contrario, si se produce una sobrepoblación, entrarán en funcionamiento mecanismos reguladores, tales como aumento de la depredación, aparición del hombre, aumento de la agresividad, que traerán como consecuencia la muerte de una parte y, por tanto, la vuelta al equilibrio. La continuidad de la vida implica, pues, no solo el simple acto de la reproducción, sino también los procesos encaminados a reducir al mínimo la mortalidad de las células reproductoras y de las crías.


áceas
que sus esporas naden sobre agua para reproducirse.
Los helechos también son vegetales muy antiguos. Hace 300 millones de años los helechos eran mucho más abundantes que ahora. Algunos eran tan grandes como enormes árboles y formaban auténticos bosques. Sus restos putrefactos y enterrados han dado lugar, con el paso de millones de años, al carbón. También necesitan vivir en zonas muy húmedas y frescas.
funciones de los vegetales. De las algas proceden el resto de las plantas. Fueron el origen de los vegetales porque, con el paso de millones de años, algunas especies enraizaron en la tierra dando lugar a otros vegetales como los musgos y helechos.
las sequías almacenando agua en sus gruesas hojas.
El tallo

Las hojas


El fruto y la semilla
La flor se transforma cuando ha sido fecundada. O sea, cuando los granos de polen han entrado en su pistilo y se han unido con el óvulo. Los pétalos y otras partes, se marchitan y se caen. El ovario engorda poco a poco transformán
dose en el fruto. Los óvulos se van convirtiendo en semillas.
Algunos frutos son el limón, el tomate o la bellota. Todos ellos contienen dentro un gran número de semillas. De algunas plantas lo que comemos son las semillas, como el guisante, la habichuela blanca o las pipas de girasol. Las semillas son muy resistentes y pueden aguantar muchos años sin germinar en una nueva planta. Lo harán cuando las condiciones de temperatura y humedad sean las adecuadas para que la nueva plantita crezca.
Los frutos y las semillas comestibles aportan al ser humano una buena cantidad de sustancias nutritivas, como vitaminas, proteínas, fibras y azúcares. Aunque no se debe comer nada más que los que sean comestibles, pues hay algunos que son venenosos y pueden causar graves trastornos en la salud.
FUNCIONES DE LAS PLANTAS
Como todos los seres vivos, las plantas también nacen, crecen, se reproducen y mueren.
Funciones de nutrición de los vegetales:
*La fotosíntesis
*La alimentación de las plantas.
*La respiración de las plantas.
La fotosíntesis
Todas las plantas, las algas y algunas bacterias tienen clorofila. La clorofila es una sustancia verde que da color a los vegetales. Gracias a ella, las plantas son capaces de capturar la energía de la luz del sol y convertirla en energía química. Este proceso se denomina fotosí
ntesis.
Las plantas:
*Consumen dióxido de carbono, que es un gas perjudicial.
*Producen oxígeno, gas fundamental para la respiración de casi todos los seres vivos.
*Fabrican hidratos de carbono, energía que utilizan para su alimentación y desarrollo, y es la gran fuente de energía para los demás seres vivos (cadena alimenticia).
Por todo ello, los vegetales son tan beneficiosos para los demás seres, pues además de proporcionarles alimento, son capaces de fabricar oxígeno y de librarnos de gases tóxicos para nosotros.
La alimentación de las plantas
Los vegetales absorben por la raíz el agua y las sales minerales que hay en la tierra. Estas sustancias forman lo que se llama savia bruta. La savia bruta sube por el tallo hasta llegar a las hojas.
En las hojas, los productos resultantes de la fotosíntesis, sufren una serie de reacciones y dan lugar a la savia elaborada.
La savia elaborada circula por toda la planta, sirviendo de
alimento a l
a planta y, además, se almacena como reserva (almidón).
La respiración de las plantas
Como los demás seres vivos, las plantas también respiran, es decir, necesitan tomar oxígeno del aire; sin embargo no tienen órganos adaptados para esta función, como los animales.
Este proceso se llama intercambio de gases, porque se produce un cambio mutuo de gases entre la atmósfera y los vegetales. Los gases que se intercambian son vapor de agua, dióxido de carbono y oxígeno.
¿CÓMO NACEN LAS PLANTAS?
Las plantas se marchitan y mueren Sin embargo, las especies vegetales siguen existiendo en la Tierra porque las plantas se reproducen; es decir, de una planta adulta que es la madre o progenitora, nacen nuevas plantas iguales a ella. Muchos vegetales se reproducen en primavera, cuando las condiciones de humedad y temperatura son más favorables para que se reproduzcan en mayor cantidad.
Por eso, en esa estación, vemos los campos y las montañas llenos de colores producidos por infinidad de flores.
Ya hemos visto que hay dos grandes grupos de plantas:
*Las plantas con flores
*Las plantas sin flores
Cada grupo realiza su reproducción de una manera distinta.
Reproducción de las plantas con flores
Para que una planta de este grupo se reproduzca, tienen que ocurrir dos fases o procesos.
1ª fase: La polinización
La polinización es el transporte del polen desde unas flores hasta otras,
dispersándose por el aire. Cuando estos granos de polen se unen con los óvulos de una flor, pueden nacer nuevas plantas. Cada especie florece en distintas épocas. Eso significa que en esos momentos están listas para reproducirse. Algunas lo hacen una o dos veces al año, como los almendros o los rosales. Otras florecen
una sola vez en su vida.
Cuando la flor está en plena madurez, las anteras de sus estambres producen granos de polen que son los gametos
masculinos. Estos granos de polen son diminutos y se transportan fácilmente hasta el pistilo de otra flor con la ayuda del viento o de insectos, como abejas o mariposas. Incluso algunas aves, como el colibrí, favorecen
la polinización.
Los insectos se sienten atraídos por los olores y colores de las flores. Se acercan a ellas para libar el néctar de las flores, que es una sustancia dulce que ellas segregan y de la que se alimentan muchos insectos.
Mientras están sobre la flor, las patas, alas y todo el cuerpo del insecto se queda impregnado de granos de polen. Después, cuando inmediatamente el insecto se traslade a otra flor, esos granos de polen irán con él y podrán llegar al pistilo de otra flor. El polen también puede entrar en el pistilo de la misma flor de donde salió, pero muchas plantas tienen mecanismos para evitar esto, porque así consiguen una reproducción de mayor calidad.
2ª fase: La fecundación
Una vez que un grano de polen cae sobre el estigma (abertura que tiene el pistilo), le crece un largo tubito que se juntará con el óvulo y dará lugar a una célula nueva llamada cigoto.
Esta célula nueva será el origen de la nueva planta. Irá dividiéndose y creciendo.
Se rodea de sustancias nutritivas que le servirán de alimento mientras crezca y de un tejido más duro que le protege. Todo esto es lo que llamamos semilla.
3ª fase: la germinación 
El ovario irá engrosándose y se transformará, poco a poco, en fruto. El fruto tiene sustancias nutritivas que ayudarán a la formación de la semilla y, además, le protegerán. Cuando el fruto está maduro cae al suelo, enterrándose o siendo arrastrado por el agua de lluvia. Otras veces el fruto lo comen los animales.
Algunas plantas necesitan que sus semillas sean digeridas por animales y caen dispersas por el suelo con los excrementos, sin sufrir ningún daño.
Otras plantas desarrollan métodos muy curiosos para que sus semillas se transporten y se dispersen; por ejemplo, la familia del diente de león, el cardo o la
alcachofa, tienen su semilla rodeada de un vilano formado por unos pelitos blancos muy finos que el viento transporta lejos con mucha facilidad. Otras semillas están rodeadas de púas o de sustancias pegajosas para quedarse pegadas al pelo de animales o plumas de aves, siendo así transportadas por ellos y posibilitando que nuevas plantas iguales crezcan en lugares distintos.
La dureza de la semilla le permitirá sobrevivir y esperar con paciencia a que existan unas buenas condiciones de humedad y de temperatura para germinar.
Decimos que la semilla germina cuando se abre y le brotan pequeñas raíces que se agarrarán a la tierra, dando origen de esta manera a la nueva planta.
Reproducción de las plantas sin flores 
Las plantas que nunca producen flores tienen un mecanismo distinto para reproducirse. Es el caso de los helechos y los musgos.
A los helechos se le forman en algunas épocas del año unos pequeños bultitos en el envés de los frondes u hojas que se llaman soros y contienen las esporas.
Cuando el tiempo está seco, los soros se secan y se abren, lanzando las esporas al aire. Después, cuando la espora en el suelo tiene buenas condiciones de calor y humedad, germinará como una plantita pequeña con forma de corazón llamada gametofito, que no se parece nada al helecho que conocemos.
El gametofito tiene los órganos sexuales masculino y femenino. Cuando haya un periodo de lluvias con humedad abundante, las células masculinas nadarán en el agua hasta llegar al órgano femenino de otro gametofito, uniéndose a la célula femenina. De esta fecundación se produce un cigoto que crecerá como un helecho.
Los musgos se reproducen también por esporas. Los órganos sexuales están en el gametofito, que es una plantita independiente. Cuando hay mucha humedad, las células masculinas nadan y fecundan a los óvulos, formando un cigoto que dará lugar al esporofito, que es la planta que contiene las esporas. Entonces comienza una fase de reproducción no sexual en la que las esporas, cuando estén maduras, estallarán y se dispersarán por el viento. Cuando germinan, dan lugar de nuevo al gametofito.
USOS DE LAS PLANTAS
Las plantas son muy útiles, pues con sus troncos y hojas se fabrican casas y muebles. Con ellas se han creado infinidad de cosas. Por ejemplo, el papel sobre el que escribimos y dibujamos proviene de los árboles.
Algunas otras plantas sirven para fabricar la ropa que nos abriga. Por ejemplo, la fibra que cubre la semilla de la planta del algodón se emplea para producir el hilo con el que se tejen calcetines, camisas y camisetas, suéteres y pantalones.
Muchas plantas tienen propiedades medicinales y se usan tradicionalmente para curar. Por ejemplo, la manzanilla, la yerbabuena o el romero pueden aliviar el dolor de estómago; el árnica se usa para desinflamar golpes y curar heridas; la flor de tila apacigua los nervios; y el gordolobo, las flores de bugambilia y la canela se emplean en resfriados y tos leves.
Muchas de las medicinas que se venden en las farmacias también se fabrican a partir de sustancias que se extraen de ciertas plantas. Las plantas también sirven para adornar los lugares donde estamos. En la casa o en el parque hay flores que alegran la vida. Muchas otras se emplean en festividades, como la flor de cempasúchil, que en algunas regiones de México se coloca en ofrendas el Día de Muertos o se lleva a las tumbas de los seres queridos. La flor de Nochebuena anima el ambiente en las casas durante la época invernal.