Insectos

Insectos
Los insectos constituyen el mayor número de animales terrestres que pueblan nuestro planeta; su número sobrepasa a todos los demás animales terrestres reunidos. Son animales invertebrados que pertenecen al gran grupo de los artrópodos (patas articuladas), y, de entre ellos, los únicos que poseen tres pares de patas y que están provistos de alas. En general, salvo excepciones, se trata de animales de pequeño tamaño, perteneciendo a este grupo especies de aspectos tan distintos como moscas, escarabajos, mariposas, abejas, hormigas, cucarachas, pulgas, chinches, etc. Entre los insectos es muy corriente el dimorfismo sexual, es decir, que los machos difieran de las hembras, o viceversa, por una serie de caracteres externos: envergadura, color, desarrollo de las antenas, de las mandíbulas o de otros órganos.
Salvo en los pulgones, que se producen por partenogénesis, los demás se reproducen sexualmente mediante la cópula se sexos diferentes, que tiene lugar en una época del año que depende de la especie, pero que, en general, suele ser la primavera. Las feromonas, sustancias químicas emitidas por uno de los dos sexos, juegan un papel importante como atractivo sexual, ya que son recogidas por las entenas plumosas de muchos machos, que actúan como auténticos receptores de estas partículas olorosas. La coloración de las alas o determinadas formas de vuelo son otros tantos estímulos para que la pareja se sienta atraída.
El mecanismo de acoplamiento, que en ocaciones tiene lugar una única vez en la vida, presenta en los insectos métodos diversos (como ejemplo, entre la gran variedad de sistemas, tenemos el de las libélulas, que se aparean en pleno vuelo y permanecen así unidos durante un tiempo considerable), pero siempre el macho deposita sus espermatozoides en el interior de la hembra, es decir, son animales de fecundación interna, bien directamente, o bien mediante la formación por el macho de una agrupación de espermatozoides o espermatóforos que quedan adheridos a la hembra durante cierto tiempo. Los huevos fecundados se desarrollan en rarísimas ocaciones en el interior de la madre, ya que, por regla general, las hembras desovan en sitios más o menos ocultos. Determinadas especies (cucarachas) producen huevos que quedan protegidos por una envoltura resistente formando una ooteca, mientras que, en otras, los huevos son depositados en la tierra, para lo cual las hembras están provistas de un órgano alargado en forma de estilete, llamado oviscapato, que clavan en tierra y por dentro del cual descienden los huevecillos hasta quedar enterrados. Hay especies que utilizan su oviscapato para perforar maderas, hojas, tejidos animales, etc., con el fin de situar la puesta en su interior, los insectos parásitos hacen siempre su puesta en el interior de los huevos, orugas o crisálidas de otros congéneres.
También en el desarrollo de los insectos existen patrones muy diferentes. Algunos nacen con idéntico aspecto que los padres y en su mismo ambiente (saltamontes, grillos), y su desarrollo no supone más que crecimiento normal y una maduración progresiva que culminará con el desarrollo total del aparato reproductor, teniendo únicamente que cambiar con periodicidad el tegumento quitinoso o exoesqueleto que, lógicamente, va quedando pequeño con el desarrollo del cuerpo en un proceso que se denomina muda, otros insectos como las libélulas, pasan en su desarrollo por dos períodos distintos, claramente diferenciados: el primero, o etapa larvaria, es acuático, y el segundo, propio del animal adulto, es aéreo. Las larvas, que respiran en el agua por medio de falsas branquias, en determinado momento, después de varios cambios morfológicos, abandonan el agua trepando por las piedras o por alguna planta acuática hasta salir a la superficie. Una vez fuera, quedan en reposo, su tegumento se abre y surge ya el individuo adulto que, en cuanto tenga sus alas desarrolladas, emprenderá una nueva vida en el medio aéreo. Un tercer grupo de insectos, por último, poseen en su primera etapa un aspecto totalmente distinto al que tendrán de adulto, apareciendo bajo la forma de larvas u orugas (normalmente muy activas y voraces). En el paso de oruga hacia insecto adulto, hay una etapa intermedia de reposo, conocida como ninfa, crisálida o pupa, de la que surgirá el imago con todas las características que presentan los individuos adultos de la especie.

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